¡Hola lectores! Hoy os traemos la reseña de “El cuarto de la plancha” de Inma Chacón, una historia familiar llena de recuerdos y emociones que traspasan la lectura. Primero agradecer a Contraluz Editorial el envío de un ejemplar.

SINOPSIS

Un homenaje a las familias y a las madres tiernas, valientes y cómplices

El cuarto de la plancha es un libro tejido con el amor de las madres y de las historias que se susurran al oído antes de irse a dormir; es un canto de amor a la familia con todo lo que tiene de caótico, de bueno, de triste, de sabio y de conocido; es una mano tendida, un corazón remendado y una ventana abierta a los recuerdos. Es, en suma, la voz única, sincera y dulce, certera y personalísima de Inma Chacón desgranando en una obra inolvidable, tierna, divertida y cercana, también desgarradora por momentos, la historia de su familia, y la suya propia, narrada como su más fascinante novela.

De la particular relación que une a dos hermanas gemelas a lo largo de toda su vida y más allá de la muerte al valor de una joven madre viuda capaz de sacar adelante a sus nueve hijos; del misterio de un abuelo que no parecía querer a sus nietos al de una segunda esposa enamorada que, por no molestar, casi no tenía ni nombre; del recuerdo de un padre con un corazón tan grande que no le cabía en el pecho a los secretos que oculta un costurero antiguo o un rosario de piedras amarillas... Todo cuanto se nombra en El cuarto de la plancha guarda un significado y una historia. Pero, sobre todo, atesora un sentimiento, una emoción, que hace de este libro una obra cautivadora, honda, conmovedora, difícil de olvidar.

OPINIÓN

Vuelvo a leer a la autora, Inma Chacón, ya el año pasado disfrute de su narración y esta vez cuando vi que volvía a publicar no podía dejar de leerla, además en una historia donde nos cuenta la vida de su familia desde su niñez.

El libro es un homenaje a las mujeres de antes que eran capaz de sacar a su familia adelante solas, la autora nos cuenta muchas anécdotas de las que le cuenta su madre que ahora ya no recuerda y este libro queda como la memoria de su madre en escrito y la de su hermana gemela que ya no está con nosotros y de toda la familia. 

Inma se creció rodeada de amor, en una familia donde eran nueve hermanos y sus padres en un pueblo del que su padre era el alcalde, pero está felicidad de estar juntos todos fue hasta que con solo once años perdió a su padre repentinamente y su madre se trasladó a Madrid para trabajar mientras todos ellos estaban en internados durante la semana. Es también muy especial la relación que tiene con su gemela Dulce, de la que hemos leído su libro más famoso “La voz dormida” donde nos cuenta una etapa muy difícil de nuestra historia con una sensibilidad especial. 

Nos cuenta en este libro muchísimas anécdotas de lo que vivió cuando joven y como es el sentimiento de pérdida y lo duro que fue superar la muerte de su gemela porque era su mitad, vivían en dos casas casi juntas y compartían todo, como amigas y hermanas, como los días que Dulce estuvo hospitalizada preparaban un libro de cuentos que ella llamó “Los cuentos de la abuela gamberra” que seguro algún día verán la luz, sería un recuerdo precioso. Como amigos la ayudaron a salir un poco de la tristeza de perder su mitad, amigos tan importantes como Jose Saramago, el premio Nobel que le decía siempre, “antes erais una en dos y ahora sois dos en una”, frase que dice mucho de las dos hermanas.

Más de una ocasión me ha hecho llorar esta preciosa historia, que no es triste pero hay partes muy duras y muy emotivas. Es muy especial todo lo que cuenta de su gemela y también como vivió el confinamiento con su madre y como pudieron despedirse de ella, hijos, sobrinos, nietos y biznietos, llenándola de amor.

No tengo ni que decir que es una novela especial y que recomendaría a todos por la sensibilidad con la que está escrita.